miércoles, 10 de noviembre de 2010

Madre Matria

MADRE MATRIA
A López Velarde


Este país me duele
con sus tubas,
con sus secuestrados
que rebotan en vidrios negros.

El suelo me arde
lleno de granadas abiertas,
que se incrustan en los cuerpos,
en las paredes.

La Madre Matria me punza
porque pertenece a quienes amenazan,
a quienes amagan
con teléfonos en movimiento.

La pista de baile me desgarra
plétora de cabezas cercenadas
por la ira
de los Ak-47.

La tierra me explota
tan necesitada de maíz,
mas rebosante en coca
y mariguana.

El aire me pincha
colmado de silencio
que se destila por todas partes
durante inagotable tiempo.

El hambre me pica
por no poder saciarla
con los huecos de ignorancia
que tampoco la aminoran.

El olvido me rasguña,
el desconsuelo,
de tantos siglos
abundantes en injusticia.

Cada esquina me llueve
ácidamente
al extender sus manos
por un peso.

Así, quebrándome desde los pies,
me carcome,
me amorata,
me sangra,
por adentro
pues estoy desenraizada.