miércoles, 4 de mayo de 2011

Reseña de mi novela "El circo"

Bethsabé H, escritora y feminista

Me da mucho gusto poder compartir aquí la última novela de la escritora mexicana Elizabeth Vivero. Elizabeth nació en Jalisco, Guadalajara, es narradora y poeta, pero además cuenta con una larga trayectoria académica en la Universidad de Guadalajara que sin duda ha enriquecido su obra creativa especialmente en el ámbito del trabajo con la palabra, como retomaré más adelante. Se bautizó en las letras con la plaqueta de poemas No para siempre (Mala Estrella, 1997), posteriormente dio un salto a la narrativa con tres libros de cuentos: Con los ojos perdidos (Tierra Adentro, 1999), El derrumbe del mundo (Paraíso Perdido/Secretaría de Cultura de Jalisco, 2001) y Muertos sin saberlo (Paraíso Perdido, 2004). Un año después publicó su primera novela Ese suelo tan otro (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco, 2005), seguida de El combate de la reina (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco, 2010) y este año El circo (Emooby, 2011), que ha salido en versión electrónica en Amazon, y de la cual me ocuparé en esta breve reseña.
El circo es una novela fragmentada, separada en capítulos nombrados por los distintos personajes que conforman el mundo evocado en el título: el domador, el equilibrista, las bailarinas, los trapecistas, la contorsionista, el tirador de cuchillos, los payasos, la malabarista, los adivinos, el ilusionista, la maestra de ceremonias. El circo es la metáfora que se elige para hablar de la revolución o mejor dicho, del consecuente gobierno que intenta representar el dinamismo, la libertad y la esperanza del triunfo del pueblo pero que muy rápidamente se enquista en una razón sin cuestionamiento, en una pleitesía al poder y al caudillo. Aunque la reflexión sobre el poder está encarnada en la pareja principal de la novela, en la relación de la protagonista con Reynaldo, y se ambienta en una isla que podemos sin problemas asociar con Cuba, también se rondan la dictadura franquista y la matanza de Tlatelolco, vividas por distintos personajes de la historia. Es interesante percatarse de la imposibilidad de sustento de la familia de parte de Reynaldo, en una semejanza evidente con la propia figura de Marx. Sin duda que el tema de lo cotidiano y el cuidado del hogar están todavía pendientes en varias revoluciones.
Si bien el título y la relación metafórica entre circo y Estado son muy sugerentes, quienes tomen ese camino de acercamiento a la novela fracasarán porque estas son rutas de profundización de los significados, caminos posibles de andar para complejizar la reflexión política, pero la narración apunta hacia otro lugar. Podemos decir que en el nivel discursivo se alude a conceptos abstractos capaces de dar un giro a los hechos que en el nivel de la historia se abordan desde lo más concreto y particular, desde el periplo de los personajes. Es por ello que en apariencia parecería que el mundo sugerido por el conjunto de figuras que conforman el elenco principal de un circo no se agota y abre la perspectiva del relato más de lo que la autora está dispuesta a desarrollar, pero creemos que es tarea del lector, dar rienda suelta a una reflexión más profunda en las aguas pantanosas del poder, en las que los vínculos metonímicos puedan florecer. Sin duda que las metáforas circenses caben muy bien para una revisión general de la política de nuestros países, por variados y complejos que sean.
Lo que Vivero en realidad quiere contarnos, es la historia de una estirpe de mujeres, que inicia en el siglo XVIII en África para llegar hasta la actualidad del siglo XXI en México, entre las difusas evocaciones de la magia, el espiritismo y el poder fundamental de cambiar de vida, de trocar de piel, de empezar siempre de nuevo que tienen algunos seres llamados luchadores. Los espacios y los tiempos se conjugan, entre los vivos y los muertos, los presentes y los ausentes, para abrazar distintas generaciones de descendientes, que al revisitar el árbol genealógico de la familia encuentran la excusa para indagar en la discriminación basada en la raza, el género, la condición social, la procedencia, la edad.
Las protagonistas de este libro son, una a una, mujeres que superando los tiempos difíciles lograron dar un paso más hacia la libertad, que no se alcanza en su propio tiempo, sino que trascendiendo los límites del cuerpo y la vida, se va forjando a través de los que vendrán y se logrará en un futuro no representado, en el que la siguiente hija, que también será madre, abuela, ayuda a construir, en lo que es la verdadera recreación de la eternidad. De ese modo, el gran logro de la novela es poder transitar todos estos espacios de manera inteligente para lograr una unidad coherente que conjuga tiempos, espacios, personajes y significados en contrapunto, haciendo que algunas historias vayan del pasado al presente y otras del presente al pasado, para encontrarse en el aquí y ahora.
Me parece que Vivero es heredera de Linspector, de García Márquez, de Rulfo y de una larga tradición latinoamericana de autores que han sido bien asimilados en su escritura, una escritura compleja que esconde una historia de amor pero enredada en los grandes conflictos de la razón y la magia, el amor, el dolor, el saber. En ese sentido, el libro supone un lector adiestrado, que sepa desentrañar el hilo de la historia y encontrar las distintas capas de significados tejidos en sus páginas.