jueves, 29 de septiembre de 2011

Compartiendo...

Hay días, como éste, que una agradece a la vida lo bueno y lo malo; lo vivido, lo experimentado, lo no dicho. Hay días, como éste, en que la vida se siente plena y sin obstáculos. Hay días, en que el canto del alma se escucha con fuerza en el silencio que nos cobija por dentro. Hay días que no se cambian por nada.

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